Vivo rodeada de parques
a las afueras de la ciudad, Mi camino hasta llegar al centro va desde los
parques hasta el bullicio de la calle principal.
Salgo de casa y tengo
una callecita pequeña sin comercios y casi sin gente al final de esta calle hay
una carretera bastante ancha, la cual tiene mucho tráfico y autobuses. Después
voy por una calle ligeramente cuesta arriba que no tiene nada destacable pero
cuando llego a la esquina ya me encuentro con un gran parque lleno de árboles,
fuentes y zonas para niños. Por mi camino veo solo una parte del parque, pero
sé que es mucho más grande, pues no veo el otro lado.
Cuando el parque acaba
viene otra carretera con menos tráfico y esa esquina hay una zona ajardinada
con palmeras y abetos donde anidan las cotorras y pases a la hora que pases
siempre hay una algarabía tremenda. Esta calle tiene tiendas y una cuesta muy pronunciada,
justo cuando llegas arriba del todo hay un puesto itinerante, en invierno es
una churrería y en verano un puesto de venta de melones y sandías, justo ahí
hay una rotonda con una gran fuente donde celebran que su equipo de fútbol ha
ganado alguna copa, y tras esta rotonda viene la calle principal con tiendas,
gente que sale a pasear, los niños de la mano de sus padres se paran a mirar el
escaparate de la tienda de chuches; un poco más allá la castañera se alterna
con los helados, es una calle con mucha vida.
Al final de esta calle,
que por ella transcurren manifestaciones, la cabalgata de los Reyes, el desfile
de Carnaval, procesiones, está el ayuntamiento con una plaza en la que juegan
los niños al salir de un cole cercano.
Y cuando hago este paseo
sin prisas suelo terminar en la biblioteca donde pierdo la noción del tiempo.
Clave de Sol
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