Encontré
una margarita
llorando
por un jazmín,
en una
mata marchita
que
habitaba en un jardín.
Un
lirio que estaba enfrente
le
dijo no llores más,
y
desprendiendo su aroma,
se le
acercó a consolar.
Margarita
tú eres fuerte
con
tus pétalos de nieve,
y el
clavel rojo te envidia
y me
ha dicho que te quiere.
En la
puerta de mi casa
he
plantado una azucena,
y me
ha dicho el limonero
que le
ponga una docena.
Tengo
llena una maceta
de
violetas y jazmines,
y la casa
perfumada
con
olor a serafines.
Trotamundos
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