Pedro descubrió la rendija por curiosidad, como
descubren los niños el mundo, jugando.
Le gustaba jugar con su camión en el rellano de la
escalera, mama le dejaba, no había problema.
La puerta de al lado no cerraba bien y se colaba un
rayo de luz a través de una pequeña rendija, pudo su curiosidad y miró, lo que
vio era muy normal, una mesa sin nada y sin nadie.
Descubrió que mirar a través de la rendija le gustaba
mucho, solo se veía una mesa pero él imaginaba muchas cosas.
En los días siguientes Pedro miraba siempre que podía.
Un día vio como una muchacha preparaba una tarta y
luego la decoraba con florecillas de azúcar. Otro día vio a un hombre colocar
papeles en diferentes montones, primero los leía deprisa y después los
clasificaba y se le ponía cara de enfado. Vio a una mujer escribir con una
sonrisa en la cara durante un buen rato, incluso intuyó mirando a través de la
rendija como la mujer trazaba algo que parecía un corazón.
En los días siguientes vio hacer muchas cosas sobre
aquella mesa.
Un día estaba tan concentrado en su juego que de
repente oyó un golpe fuerte, se asustó y fue a mirar por la rendija, y vio como
un hombre grande y fuerte tenia entre su gran mano y su poderoso brazo y la mesa a otro hombre cogido por el cuello,
éste no podía moverse. Sus ojos se encontraron, Pedro se asustó, aunque sabía
que no podían verle, se fue retirando de la rendija poco a poco, contuvo la
respiración un instante hasta llegar a su casa e intentó olvidar lo que había
visto, tenía la certeza que había visto un muerto por primera vez en su vida.
Clave De Sol
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