sábado, 15 de febrero de 2020

Defiende nuestro idioma





El idioma español dispone de una cantidad de recursos propios que ya quisieran para sí muchas empresas endeudadas. Y sin embargo sigue pidiendo préstamos.

En la lengua española, los recursos propios son todas las piezas y raíces de  las que dispone nuestro léxico  y nuestra gramática. Los préstamos absurdos son los términos y expresiones de otras lenguas que traemos a nuestra conversación  y a nuestros textos sin necesidad alguna. Y el alto interés que lo constituye el  hecho de que estos vocablos depredadores acaben aniquilando opciones autóctonas  más precisas y a menudo más bellas (si bien esto último pertenece a la subjetividad de cada cual incluida la mía), que se quedarán desplazadas en un rincón.

Uno de los términos invasivos es el inglés top, que nos rodea por doquier. “Ha entrado en el top 10(o lo aún peor en el top ten), “ficharemos a un jugador top”, “es una top- model”, “lo compré en un top-manta” o “tomo el sol en top- less”.

 El término top en inglés sirve para muchas funciones. Por lo común, designa la parte de arriba de algo. Pero por muchas locuciones inglesas que lo incluyen se pueden traducir al español  con mayor riqueza léxica. Así, at the top of de hill viene a ser  “en la cumbre de  la colina”; at the top of the list significa “en la copa del árbol.

Del mismo modo, los “top ten” son los 10 mejores; top –model se puede traducir como “supermodelo” (opción que avanza con firmeza frente al término inglés que llegó con tantas pretensiones). Se puede sustituir lo compré en el top-manta, por, se lo compre al mantero; voy “a tomar el sol en top-less” o toples”, significa literalmente “sin lo de  arriba”, expresión muy fácil de entender en el contexto playero. Anoté en 1998 la alternativa “en tetas,” que oí a un bañista, (“voy a tomar el baño en tetas” frente a “voy a tomar el sol en top less”), sospeché que  detrás de ese hallazgo se ocultaba el genio del idioma, un personaje lento pero certero que a veces posee a los hablantes para conducir ciertas conductas extraviadas (en este caso, tal vigilancia no tenga nada que ver con la moral y las buenas costumbres).

Hubo quien ridiculizó  esa alternativa, pero ahora “en tetas” figura en el banco de datos de la Academia (“puede ser cazada en tetas en la playa”, dice uno de los registros) y ofrece 3.290 resultados en Google, de los cuales 70.000 corresponden a “el sol en tetas” (hace dos años eran 40.000). Incluso en Cuéntame, (capitulo 243, marzo de 2013) un niño nos  cuenta que Lola, la prima  inglesa de los Alcántara, “se ha puesto en tetas”.

También leemos  noticias como “las Femen boicotean en tetas a Berlusconi”… Puede entenderse que alguien juzgue malsonantes esas expresiones. En tal caso dispone de alternativas como “en monobiquini”, con “el pecho al aire”, “sin sujetador”, “pecho al descubierto”.

Todos estos recursos propios del español, pueden sustituir a los anglicismos antes mencionados, pero no les bastan a algunos periodistas y hablantes que  nos endeudan a todos mientras nuestros propios ahorros empiezan a endeudarse.


QUIRÓN 




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