domingo, 2 de febrero de 2020

La era de las mascarillas





        Cada día, por distintas circunstancias, vemos a nuestros conciudadanos enmascarados por la vida. Sobre todo en las grandes urbes, fuera de la vida campestre, hasta hoy, más sana y cerca de la Naturaleza.

        Es un hecho constatado y certificado, pese a algunos defensores a ultranza de echar contaminantes a la atmósfera sin que esta se resienta, que nuestro clima está cambiando. Siempre ha habido tormentas, huracanes, borrascas intensas, tsunamis, vientos, lluvia, nieve, granizo y todos los estados climáticos, en distintas fechas y en distintos sitios por su situación geográfica, corrientes marinas y de vientos, etc.

        Nunca hemos visto nadar a una tortuga con un collar de plásticos colgado al cuello, los iceberg del polo desgajándose a marchas forzadas, incrementando el nivel de los mares y océanos, La furia intensa y duradera de tormentas que se ceban y ceban con una región hasta que la destrozan y, cuando parece que el pueblo, con esfuerzo ha recuperado un poco la situación, vuelve y vuelve otra vez. Parece que quiera echar a los pobladores hacia otro lado.

        También es cierto que, casi todo lo que arrasa en las cercanías de las playas y de las laderas de los ríos, no debía de estar ahí con la especulación del suelo sin un estudio previo de los posibles avatares del clima.

        En las grandes ciudades se ha puesto de moda una prenda, quizá arcaica y obsoleta, La boina de la contaminación. Eso hace que muchos ciudadanos recurran a la impertérrita mascarilla, que parece, o bien que eres tú el que contaminas o haces creer al que pasa a tu lado que es él el culpable. Eso si no te encuentras en una calle solitaria a uno y te crees que te va a pedir la cartera o el dinero.

        La Naturaleza se sigue alterando también con una serie de virus que antes se reducía a unos pocos y controlados pacientes pero hoy, son una verdadera epidemia mortal para la humanidad, que lo primero que crea es la psicosis del miedo al contagio, deshumanizando las relaciones entre las personas en pro de la supervivencia individual.

        Si una simple mascarilla nos evita muchas de estas situaciones, bienvenida sea, seamos chinos, europeos o de cualquier país terrícola.


Rabo de lagartija

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