martes, 17 de marzo de 2020

Las invenciones





Me convenía hablar y mirar desde arriba.
Esa mayor elevación contrastaría mis inferioridades.
Subí otras rocas con esfuerzo y empeoró mi estado con la prisa.
Quería evitar su desconfianza por el lugar solitario y la oscuridad,
no podía esperar ni un minuto. Pasaba ella, decir algo,
iba yo a interrumpirla. Aparecí, tal vez demasiado bruscamente a su mirada.   La mirada prescindía de mí.    Igual que si fuera invisible.
Casi inconsciente, sin recordar, le hable en voz baja mesurada.
Volvía a hablar con una compostura que sugería obscenidades.
Al final estuve ridículo, trémulo de ira, a gritos le pedí insultos
pero que no siguiera en silencio.
La inmortalidad germinará en todas las almas.
Más reciente muertos nos asomarán a tanto bosque con reminiscencias
antiguas. Para formar un solo hombre ya disgregados todos los elementos.
Sin dejar entrar extraño alguno, habrá que tener el paciente deseo
de Isis reconstruyendo a Osiris.
La persistente e ínfima ansiedad con las relaciones de Faustine.
Me preserva de atender a mi destrucción un efecto inesperado, benéfico.
Mi férrea disciplina denota incesantemente estas ideas
comprometedoras de la calma final…                


QUIRÓN

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