Un día de
1900 y pico, dos chavales jugaban con una peonza. “He ganado yo”, “no he ganado
yo”, y así, durante un buen rato hasta que llegaron a las manos y, de una u
otra manera, comenzaron una pelea, que
acabaron sangrando los dos.
Los padres
se enteraron y fueron a ver lo que pasaba, y la pelea continuó entre los
padres, y más tarde entre los familiares, y después, entre todo el pueblo.
Como
consecuencia de la pelea de los chicos hubo un fallecido, y todo el pueblo
acudió al entierro, consternado por el caso y, he aquí que cuando los
familiares llegaron a su casa después del entierro, los dos chicos estaban
jugando juntos otra vez.
Una vez
conocido el problema, en el pueblo de al lado se inició la pelea entre unos y
otros, y luego pasó a otros pueblos y así, hasta la capital de la nación, y un
día la nación se vio en vuelta en una guerra.
Hay que
tener pocas luces y poco talento, para no darse cuenta que una nación que
prospera, que tiene trabajo, que las personas avanzan y lo que desean es vivir
en paz y no con rencillas y rencores de años tan lejanos, y que algunos están
dispuestos a recordar, tan solo por sentirse enterados de la historia, una
historia que no la vivieron, y no pasaron las calamidades que nos tocó pasar a
los que la vivimos. Tampoco loo muertos que murieron por una razón de la
sinrazón, porque sólo sirvió para eso, destrozar un pueblo entre unos políticos
usureros, ambiciosos y criminales, que aniquilaron la nación y el bienestar y
nos llevó a la más dura de las hambrunas durante tantos años.
Hoy se
escuchan voces de personas que sólo cuentan lo que les han contado, o que han
leído en algún medio, y cada cual pone su acento en lo que le conviene
resaltar. El que esté dispuesto a pasar las penurias y las calamidades que
algunos pasamos, que siga, y si le toca pasar hambre que se aguante, que ya
está avisado. Que hoy comemos todos los días y no debemos consentir que nadie,
repito nadie, nos arrebate lo que tenemos de positivo y que tanto nos ha
costado, para levantar una Nación que estaba hecha una miseria.
Trotamundos
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