¿Vas a dejarlo pasar? No. Elisa estaba eufórica, llena de una satisfacción
tan grande que no podía contener la alegría. Esta era una ocasión única y ella
tenía que decidirse y salir corriendo a su encuentro. ¿Que era necesario
dejarlo todo de repente, ahora y sin pensarlo?, pues eso haría. Su rostro se nubló un instante y con un gesto
de la mano desechó el inoportuno recuerdo. Nada de mirar atrás. Si él la seguía
queriendo. Si con cada llamada él la reclamaba de nuevo. Si ella había sufrido
los tormentos del infierno por no seguir a Jaime, cuando aburrido de no
encontrar trabajo se empeñó en emigrar. Aquella cobardía la había robado un año de su vida en común.
Jaime, persiguiendo su sueño tuvo que hacer de todo
en Australia para salir adelante y lo había conseguido. Ahora Elisa no volvería a escuchar los mismos lamentos ni
las quejas de su familia, que escuchó cuando Jaime partió en pos de un sueño
que aquí no encontró.
Toda la familia al unísono: Pero
Elisa, tan lejos y sin trabajo, mira hija si se quiere ir él que se valla, pero
cariño si tú tienes un buen trabajo, si tú aquí lo tienes todo. casa, trabajo,
padres y hermanos que te quieren. Si él te quisiera se quedaría aquí contigo a
tu lado buscando algo.... Vamos cariño, la decía su madre abrazándola, no te
vayas… y se quedó.
Elisa movió con energía la cabeza
como desechando aquellos pensamientos y metiendo las manos en los bolsillos de
la chaqueta, sus dedos tomaron contacto con todos los euros que necesitaba para
el billete y volar a las antípodas. En Sidney la estaría esperando Jaime, el
hombre de su vida, un mes más tarde. ¡Y caía en domingo!.
Avanzaba decidida y segura por la
acera de los pares de Conde de Peñalver, donde estaba la agencia de viajes.
Días atrás había estado consultando con Ana, la joven que escuchándola la
proporcionó el viaje que ella necesitaba para trasladarse a Australia.
Había llegado a la agencia de viajes,
entró y desde el mostrador, Ana que atendía a otras personas, la sonrió y con
un gesto la indico que enseguida estaría con ella.
Se sentó. Estaba relajada y
tranquila. Después…, después ella sería feliz.
Quirón
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