Mar…
Que ruges
embravecido,
tus olas lanzas
altivo
demostrando tu
poder.
Otras veces
sosegado,
susurras lento y
calmado
acariciando mis
pies.
Devoraste mil
galeras,
mil barcos y mil
navíos.
Mil tesoros
escondidos
reposan en tus
entrañas.
Dicen que habitas
Neptuno
en el vientre de
ese mundo
sumergido de tus
aguas.
En ti se baña la
luna
y se remoja en tu
espuma,
meciéndose en la
marea.
Como un amante la
besas
y al igual que una
princesa,
ella baila y se
recrea.
Viajas del norte
hasta el sur
y con tu mirada
azul
se enamoran las
sirenas.
Recorres el mundo entero,
intrépido,
aventurero,
siempre libre, sin
barreras.
Te retratan los
pintores
imitando tus
colores
de insuperable
belleza.
Unas veces
plateado,
blanco de espuma,
azulado,
verde esmeralda y
turquesa.
Eres fuerte y
poderoso,
implacable,
temeroso,
arrogante y
violento.
También eres
generoso,
suave, lento y
silencioso,
según deseen los
vientos.
Al alba los
pescadores,
comenzando sus
labores,
buscan fortuna en
tus aguas.
Y obtienen su
recompensa,
las redes llenan
de pesca,
que generoso
regalas.
Pero si estás
enfadado,
ya no pueden
faenar,
y regresan
desolados
maldiciendo
siempre al mar.
No me gustas
enojado,
tus olas me causan
miedo.
Me gustas lento y
calmado,
cuando no te agita
el viento.
Cuando el rumor de
las olas,
suena a música del
cielo.
Desde un rincón de
la playa,
sentada sobre la
arena,
te contemplo
embelesada.
Mi mente vuela que
vuela,
feliz, tranquila,
serena,
mientras tus olas
me bañan.
Luna
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