Me refiero, en este caso, a cómo les ha afectado la crisis económica a los parados.
Todos conocemos a alguno y todos percibimos que ya no es la persona abierta y
amigable que era, cuando fue despedida de su trabajo, sobre todo si no ha
vuelto a conseguirlo. Se les ve menos, están más huidizos, más cabizbajos. Ese
es un efecto pernicioso para ellos, porque quieren pasar desapercibidos ante
los demás, se sienten mal si sus vecinos o amigos les preguntan ¿Qué tal
fulanita? ¿Has encontrado ya algo? Ella, haciendo un esfuerzo, niega con la
cabeza y musita no, todavía no. - Bueno mujer no desfallezcas, ya sabes lo mal
que está el trabajo. - Y sigue su camino.
Ante el temor, hay días que no
sale de casa. Otros días se niega a sucumbir y toma la decisión de buscar y
preguntar por todas partes, pero todo son negativas o evasivas en los últimos 5
años. Y lo que ella sabe, es que ya no vale, lo que siente es que ya no es nada, que ha tenido que dejar
su casa y su vida y refugiarse en casa de su madre, y no le queda más que el Psiquiatra
y las pastillas, y eso no alivia su pesar.
El especialista psicólogo, con palabras más técnicas termina diciendo:
“ante la tesitura a la que se enfrentan los parados de larga duración en nuestro país, son pocos los que
consiguen levantar cabeza y salir airosos, recuperando la confianza en sí
mismos”.
Yo también veo todas esas calamidades en los jóvenes. También a ellos
les han truncado el porvenir por la mitad y muchos no terminan bien, pero otros
rompen las cadenas que les amarran y tratan de rebelarse en contra de un Estado
que les ha abandonado y maltratado. Unos emigran, se van fuera a buscarse los
garbanzos, otros se afilian a esos nuevos y jóvenes partidos que abominan de
las “Castas”, que nos han conducido a la ruina, y que ofrecen a nuestros jóvenes otras formas
de gobierno, aunque por ello, les hayan insultado, (etarras, bolivarianos y
demás lindezas) aquí no se puede disentir.
Pero los parados de 45
a 65 años, que llevan 5 o 10 años, se van convirtiendo
en carne de Psiquiatra. La mayoría según los especialistas “son incapaces de
reaccionar” y se van volviendo poco a
poco en una especie de zombis sin rumbo,
siempre a solas con su pesada mismidad a cuestas.
¿Por qué se aguantan? ellos no han hecho nada malo. Vamos, desechar
ese peso, juntaros, uniros para juntos gritar, pedir ayuda, no dejaros morir en
vida, no estáis enfermos, ni solos, dejaros ver todos juntos en unión, alargar
la mano, la mía ya la tenéis y seguro que seremos multitud. Tenéis que levantar
la cabeza con gallardía, porque valéis más que cualquiera de esos que presumen
mintiendo “hemos salido de la crisis”, cuando ellos son los culpables de ella.
El mejor ejemplo a seguir: el día 10 de enero, los enfermos de hepatitis c, de los que se mueren
una media de 12 al día, (dijeron los enfermos) se dieron la mano para llegar a la Moncloa donde, el don
Tancredo que vive allí, les aseguró que “todos tendrían la medicina que
necesiten para salvar la vida”. Claro
que añadió que se tienen que reunir los “Expertos”. ¿Qué Expertos? ¿Sus consejeros?
Pero si aquí los expertos son los médicos.
Si ha sido el gobierno el que ha roto el Contrato Social del Bienestar,
dejando fuera a la sociedad española, lo lógico es que la sociedad española
perjudicada tenga el derecho de
protestar, de revelarse contra la injusticia que se comete con ellos. Por
muchas “leyes Mordaza” que el gobierno haya hecho para protegerse de la sociedad, está tiene el
derecho a defenderse de las injusticias que
se cometen en su contra en nombre del Estado.
QUIRÓN
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