martes, 9 de diciembre de 2014

El invernadero




Golpeé la puerta y no la abrieron. Seguro que creyeron  que otra vez sería una carta denegándoles la solicitud de la última entrevista de trabajo. En ningún momento pensaron que quien llamaba a la puerta era Marcos, el vecino del 4º-C, que quería hablar con ellos para decirles que  estaba enterado de su  problemática, que no tenían trabajo.

Cansado de llamar varia veces a la puerta, los llamó por teléfono, se presentó en su casa y les dijo: Soy Marcos, sé que estáis sin trabajo y que os está costando mucho encontrarlo, como a muchos españoles. Yo os propongo una cosa. ¿Queréis  trabajar en mi invernadero?  ¡¡YO ME JUBILO el mes que viene!! Y la verdad, quisiera  descansar pero tengo un problema, no quiero perder mi invernadero, y me acordé de vosotros.

¿Qué nos quieres decir Marcos? ¿Que podríamos cuidarlo nosotros?

Pues claro.

Cuenta con ello, aceptamos tu oferta y no tienes que preocuparte de nada. Los dos hermanos exclamaron al unísono: ¡Ese, ese era el trabajo que sin darnos cuenta necesitábamos!

Enseguida se  pusieron a trabajar. Los primeros días  orientados un poco  por Marcos, que les dio unas pequeñas explicaciones. Sobre todo controlar el agua del goteo, hay plantas que son un poco más delicadas que otras. No puedo contar como lo hacían pero el invernadero  seguía igual e incluso más variadas las flores. Una parte del día la dedicaban a investigar y hacían injertos nuevos. Los pájaros seguían cantando en los alambres  que sujetaban la puerta
.
Los hermanos están muy contentos con su trabajo,  Marcos y su mujer disfrutando de su tiempo libre.


                                                                                  VIRPANA

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