Golpeé la puerta varias veces y no la abrieron. Me extrañó un tanto
porque mi vecina no solía salir mucho de casa. De hecho era yo la que, cuando
salía a comprar, me pasaba para ver si quería que la trajera alguna cosa. Bueno,
me dije después de insistir con el timbre, como es muy dormilona quizás se ha
quedado dormida. Y decidida me fui a caminar como cada mañana.
Había estado lloviendo y las hojas de los árboles inundaban las aceras
convirtiéndolas en un peligroso y resbaladizo espacio. Tiento, Marina tiento,
que si aterrizas te puedes romper la crisma. Decidí salir del casco urbano tan
lleno de hojas e irme al extrarradio. Cuando regresé habían pasado la limpiadora y se podía
caminar con seguridad.
En Mercadona repuse mi despensa y cargada con las dos
bolsas estaba llegando a casa cuando vi
ante mi portal un mogollón de gente, la policía y hasta una ambulancia.
Apresure aprensiva el paso y era tanta la gente que no podía pasar. Al fin una
vecina salía y le pregunte ¿Qué pasa? ¡Ha! No lo sabes, es Ana tu vecina, ¿Qué?
Qué le ha pasado a Ana. Pues mira me han contado, que esta mañana la ha estado
llamando su hija varias veces y como no la ha contestado se ha venido a ver que
la pasaba, y se la ha encontrado con un golpe en la cabeza y tirada sin sentido
en el pasillo. Ahora está el médico de
la ambulancia y no se más. Hasta luego maja. Adiós y gracias eh.
A empujones me hice hueco, subí a casa, dejé las bolsas y
me acerqué a la puerta de Ana, toque y
me abrió su hija Raquel que, llorando me abrazaba y entre sollozos, muy pálida
y nerviosa, me contaba que había llamado a su madre de las 9,30 a las 10 unas cuantas veces y que, al no contestar, se
vino corriendo. Ay Marina, que terror me entró al verla tirada en el suelo y
pensé, mi madre está muerta, ¡Ay Dios mío! ¿Por qué? Le puse la oreja en el
corazón y, cuando note que palpitaba, llame al 112, Salí corriendo a llamarte
pero no estabas. Gracias a que rápidamente llegaron la policía y la ambulancia
con él médico y como ya ha vuelto en sí, nos la llevamos al hospital. Seguro
que la policía te vendrá a preguntar. Adiós, adiós, corrió tras los camilleros
que se llevaban a su madre. Al saber la
hora un temblor me recorrió todo el cuerpo, porque era esa hora cuando yo
estuve llamando. Se lo dije a Raquel y pensamos que podía ser cuando el atacante estaba dentro,
con su madre y así se lo dijo a la
policía
La policía llamó a casa y me
preguntaron lo que sabía, les conté lo sucedido y que coincidían el horario en
que su hija y yo tratamos de hablar con ella. Les pregunté que podían contarme
ellos, quien la había golpeado, y me dijeron, que habían sido dos encapuchados que habían
abierto la puerta forzando el resbalón y que la tuvieron atada hasta que les
dijo donde tenía el dinero y las cosa de valor y después la dieron un golpe en
la cabeza y se largaron. Hasta ahora ningún vecino había visto nada, añadió el
oficial.
De pronto recordé que mi marido había comentado que en los edificios
vecinos habían intentado entrar por ese método, le pregunte al oficial si eso
era cierto y me contestó que las personas jubiladas salen y entran sin fijarse
mucho en nada y que son las victimas más fáciles de vigilar, de seguir, y de
atracar. Y tampoco toman la menor precaución de cerrar con llave siempre las puertas y sería
muy necesario que tomaran más precauciones, me dijo señalándome con el dedo.
Tomé nota y se fueron después de decirme que quizás volverían
.
Y yo que pensé que eran exageraciones como las de mi santo, pero... me metí en casa y cerré
con llave. Cuando regresó a las dos tuvo que llamar al timbre ¿pero qué haces
cerrada con llave? Anda pasa, que ya te contaré
yo lo que me pasa.
Quirón
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