sábado, 25 de octubre de 2014

Los sonidos del parque




                                                                                        
 El lugar estaba desierto. Las primeras luces de la mañana dejaban ver las hojas caídas en el suelo por el fuerte viento que había azotado las ramas de los viejos árboles, que aún quedaban en el parque. La fuente se encontraba en un extremo del recinto y de sus caños colgaban finísimos hilos de escarcha que se habían formado con los restos de agua que habían quedado en ella durante la noche. El trino de un pájaro rompió el silencio que reinaba en el parque y, tras volar en círculo, se posó sobre las hojas cubiertas de escarcha en busca de alguna semilla que llevarse al pico. Cansado de su infructuosa búsqueda, el pájaro emprendió de nuevo el vuelo
La mañana avanzaba. Los rayos del sol, sobre las hojas caídas en el suelo, las hacia liberar de una fría carga. Los árboles sacudían sus desnudas ramas, el agua de la fuente luchaba por abrirse camino entre el hielo, el pájaro volvió de nuevo en busca de su semilla.
Todo trascurría en un orden establecido hasta que la voz de un niño hizo que los habitantes del lugar fijaran sus miradas hacia el lugar de donde les llegaba su sonido. En un banco situado junto a la fuente se encontraban sentados el pequeño y un anciano, el niño no paraba de hablar al hombre mientras sus manos se introducían en la fría agua de la fuente
Los visitantes permanecieron en el parque hasta que el sol empezó a desaparecer entre  los árboles. El silencio se hizo en el lugar y las sombras de la noche caían lentamente. Los habitantes invisibles del parque esperarían de nuevo escuchar los sonidos de la noche


                                                                IRIS                           

  

No hay comentarios:

Publicar un comentario