María despertó con el sol dándole de lleno en la cara, antes de acostarse ya preparaba
la persiana para que así fuera, para que los primeros rayos de sol le
despertaran.
Tomó conciencia del día que le esperaba y respiró
profundamente cerrando los ojos y dejando
que el sol calentara su cuerpo herido.
Se casó enamorada y
después de poco tiempo, su marido cambió. Venia tarde a casa y se iba
muy temprano, ella no pedía explicaciones, era mejor estar callada.
Llevaban dos años de matrimonio y no llegaban los hijos,
“mejor” pensó ella, no podría cuidar de nadie más, Estaba triste y un bebé
requiere alegría y mucho amor y dudaba de poder darle todo ello.
Cuándo él llegaba bebido y muy enfadado, ella no sabía
dónde meterse, los primeros días intentaba tranquilizarle pero enseguida
comprendió que si se acercaba a él la pegaba, primero fue una bofetada, luego
la tiraba de pelo y últimamente de un puñetazo la tiraba al suelo y allí la
pateaba, María se encogía y pensaba “¿Cuándo terminará todo esto?”
Después él se iba y ella cerraba los ojos y respiraba
profundo y se metía en la bañera y después en la cama.
Ya acostada, se ponía la música y dormitaba y
despertaba.
Durante la noche, la música le daba fuerzas para
continuar.
Muchas noches oía en la radio el teléfono 016 para
llamar, pero tenía tanto miedo que no era capaz de llamar, pero supo que tenía
que hacer algo. Ella no se merecía el maltrato continuo al que su marido la
sometía.
Una noche especialmente cruel, se puso la radio y con
mucha dificultad se metió en la cama, esa noche él no se fue, ella no se movía,
estaba paralizada por el miedo, al cabo de un rato le escuchó respirar relajada
y profundamente, supo que debía marcharse.
Una canción la hizo levantarse de la cama y ponerse a
bailar en esa casa testigo de su maltrato, dio unos cuantos pasos de baile y
sin soltar la radio, cuando terminó la canción, abrió la puerta y se marchó
pensando que tendría que buscar una habitación orientada al Este para que los
primeros rayos de sol le dieran en la cara, y así recibir la fuerza para
empezar una nueva vida libre de golpes.
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