Un día yo
contaba 18 años, pero también tuve 14 y 15. Hoy ya son unos pocos más.
Un día fumé un
cigarro, eso sí, sólo fue una calada, y la verdad no me resultó muy
desagradable. Las palabras de los mayores me hicieron sentirme apocado, poco
adulto, y después de dudarlo un rato, tomé otra calada y me tumbó. Esa fue mi
experiencia con el tabaco, y eso que no mera nada de lo que hoy suele fumar la
juventud, eso que les puede volver locos para el resto de sus días, y acabar hechos
un ser sin voluntad ni cordura.
Más tarde
empecé a conocer España, y disfrutar de sus rincones maravillosos, y con el
tiempo los motivos profesionales me enseñaron casi toda España.
En todas
partes cuecen habas, dice el refrán. Y en todas partes hay maravillas que ver,
ya pueden ser paisajes, monumentos, catedrales, museos, llanuras o montañas.
Los años no
pasan en balde, y cada vez le das más valor a las cosas cuando las comprendes.
Antes para mí, un río era una cosa de lo más natural, porque me crié al lado de
uno. Luego entendí un poco el valor que tiene un río para la humanidad entera.
Contemplar los
viñedos de esta tierra nuestra es una maravilla de la naturaleza. Observar los
cereales en la primavera, cuando los trigos encañan y el aire mueve sus
espigas, creando olas de varios tonos, nos pueden dejar horas sentados
disfrutando de sus contornos y coloridos.
Primavera. Si
se tiene la suerte de pasar por una dehesa y ver los toros sueltos, comiendo la
hierba verde, con su majestuosidad, señorío, bravura y a la vez respeto. Cómo
no estar con la pasión de aquel ganadero que tanto tiempo dedica para con sus
rebaños.
Otra cosa
digna de admirar es el ganado porcino. Esos rebaños de ibéricos que pasa sus
días bajo las encinas, comiendo las bellotas, la hierba y revolcándose en las
lagunas de agua, que se hacen con tal fin, donde los ibéricos son reyes de la
naturaleza, hasta que llegan a nuestros paladares.
Hoy nuestras
carreteras son más rápidas y no nos dan tiempo para ver lo que tenemos delante.
Por el contrario, tenemos más posibilidades para conocer mejor rincones, que
antes no se conocían, y que son muchos los que tenemos a nuestro alcance. Los
jóvenes de hoy en día, si los conocen y visitan, disfrutan de ellos, pues las
casas rurales las hay muy acogedoras para pasar buenos momentos. Eso sí, es
importantísimo que la cabeza funcione bien y que en cada momento se sepa lo que
se hace, con claridad y serenidad, dejando a un lado eso que nos puede costar
la vida, como las drogas, la bebida y la alta velocidad.
Seamos
conscientes de lo que hacemos, para que la alegría nos dure mucho y no causemos
dolor a nadie.
Trotamundos
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