Aprendí a descubrir la provisionalidad
del mundo, y lo que es peor, la
espontanea fugacidad de los afectos.
Vea que en esta afirmación soy muy
injusta.
Su ambigüedad, su permanencia debería
consolarme.
Sin embargo me mortifica.
Al
encerrarte en ti misma te estás negando lo que te debes a ti misma.
La angustiada obsesión de crear un
mundo a partir de mi obra.
Solo me consuela el mundo a partir de esa
obra.
Allí comienzo a ser a ser yo misma, pero
allí termino.
Perdida para siempre en las
drásticas exigencias del tiempo.
El río se ha puesto a favor, estando a
punto de naufragar, la navegación
es
firme. Es mejor dejarse llevar por el río de la vida
que quedarse en la caverna mirando a la
pared.
La
montaña soberbia nos contempla, roca negra de imponente altura.
Cromática ilusión el sol difumina.
Picos grises pincelados de verde pinar,
alegre campiña, cantarines arroyuelos contonean la falda a su caída.
Una huerta: cebollas, tomates, patatas y ajos.
Campesinos doblados
sobre la tierra, el sol sobre sus cabezas,
pesa.
Recoger con mimo su cosecha. Vida les da.
QUIRÓN
No hay comentarios:
Publicar un comentario