Lo primero que vio en esa cara agradable fue la
sonrisa, sincera, divertida y alegre. La observó durante un rato prudente. Al
hablar gesticulaba y su cara expresiva se movía alegremente junto con las manos
un poco nerviosas.
Mantenía una conversación amena con otra muchacha muy
parecida a ella, mismo corte de pelo, similar edad, ambas llevaban ropa cómoda
y zapato bajo pero la sonrisa era completamente diferente.
Por alguna razón ella se volvió y le dedicó la más
bonita de sus sonrisas.
Fue a esa fiesta sin ganas pero ahora no se arrepentía
en absoluto.
Intentó no parecer un psicópata de tanto mirarla y se
alejó a por una bebida, pensó en como iniciar una conversación con ella, no la
conocía de nada. Algo intentaría, pero no sabía qué.
Escogió una copa de vino y al darse la vuelta para
volver a buscarla con la mirada, ella estaba justo detrás y tendiéndole la mano
a modo de saludo le dijo:
-
Hola, me llamo Lucia.
A lo que él le contestó
-
Qué nunca se borre la sonrisa de tu cara.
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