Tardó en encontrar la llave que necesitaba. Abrió
varios cajones y no la encontró. Recordó que de niña su abuela dejaba la llave
en el alféizar de la ventana de la cocina, y allí estaba.
Ella era la encargada de cerrar la puerta de la casa
de su abuela.
Única nieta, su abuela y ella estuvieron muy unidas.
Era una abuela joven, moderna y diferente, salían juntas al cine y a pasear.
Ahora la casa quedaba vacía, ella había decidido
cerrar esa puerta, que tantos recuerdos traía a su memoria.
Recordó que su abuela le enseñó a hacer un bizcocho en
esa misma cocina y desayunarlo a la mañana siguiente.
Recordó confidencias y conversaciones muy interesantes
en aquella acogedora estancia, cada una
en su sofá tomando una limonada, que habían hecho juntas.
Recordó las noches de verano en el jardín, ponían
música muy bajita y bailaban en la oscuridad.
Ahora la abuela ya no estaba, se había ido a vivir a
una residencia, aunque podía visitarla siempre que quisiera, ella no estaba de acuerdo.
La abuela estaba convencida de que era lo mejor.
Clave de Sol
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