martes, 21 de marzo de 2017

Música en el andén





            Como cada día tomo el metro para dirigirme a mi puesto de trabajo. Bajo las escaleras camino al andén y espero la llegada del convoy. Durante los minutos que dura la espera me distraigo recorriendo la estación. Los paneles que se encuentran en ella anuncian el tiempo de llegada como alguna que otra noticia, con el fin de entretener al pasajero en el tiempo de espera. Sin dejar de ver lo que sucedía a mí alrededor el recuerdo de aquella otra estación del pasado vino a la mente. Recordaba también el ruido que hacían los trenes anunciando su llegada cuando salían, y del traqueteo que sentías cuando emprendían la marcha hacia el interior del túnel. También me gustaba meter los dedos por las pequeñas aberturas que dejaban las puertas y poder sentir el roce del aire.

            El sonido del silbato anunciando la llegada del convoy me hizo romper el hilo de los recuerdos. Cuando este paró y se abrieron las puertas, entré en su interior. Durante los minutos que duró el trayecto, seguía pensando en los momentos vividos en el pasado en otra estación, y  que se habían despertado en el tiempo que duró la espera.

             Cuando el convoy se detuvo en la estación donde tenía que bajarme, las puertas se abrieron y me dirigí con dirección a las escaleras que conducían a la salida. Según avanzaba hacia ellas, las notas de una melodía llegaron hasta mí. Por un momento eché a un lado los pensamientos que me habían acompañado, y me dejé llevar por la música  mientras iba ascendiendo por las escaleras mecánicas.

            El tiempo que duró mi trayecto hasta la salida, la música me acompañó haciendo que, por un momento, fuera mi compañera de viaje.


IRIS

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