A
la vera vera de un almendro en flor,
cantaba
y cantaba aquel ruiseñor,
cantaba
y cantaba llamando a su amada,
cantaba
esperando por ver si llegaba.
La
flor del almendro
tan
pura y tan blanca,
con
sus puntos rosa
que
a todos encanta.
A
la vera estaba
mirando
la flor,
una
joven dama
de
lindo candor,
estaba
extasiada
de
tanto dulzor,
y
quedó prendada
en
su corazón,
que
a la flor besaba
y
se enamoró.
Trotamundos
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