Tuve un viejo profesor, que no sabía leer ni escribir. Era tan pobre que su tesoro era una pequeña colchoneta, en una pequeña habitación, en una pequeña casa, con una pequeña lumbre y una vieja silla, junto a la lancha de la lumbre.
Los niños del barrio nos pasábamos las horas escuchando a nuestro viejo profesor. Un profesor que no nos ponía deberes, no ponía tareas y no nos ponía faltas.
Nos contaba las cosas de su abuelo, que decía que murió muy viejo, pero que aún él recordaba las cosas que de niño nunca entendía. Decía de su abuelo que el que tiene un burro, no le hace falta más, porque si quieren dos, luego quieren tres y, así, más y más.
"Había una vez un pastor, que era un gran amante del ganado y, en pocos años, vio nacer casi todo el rebaño. Conocía a todas las ovejas ya todos los corderos, y cuando se vendían, el "amo" se ponía muy contento con los beneficios. Pero la usura le hizo comprar el doble de ganado. Pero el pastor ya no podía atender a tantos y el ganado tuvo menos valor que los años anteriores y los malos modos del "amo", obligaron al pastor a dejar el rebaño. Cambió de "amo" y todo iba bien, hasta que el nuevo "amo" hizo lo ismo que el anterior, y el pastor se marchó a su casa."
El viejo profesor nos decía que eso mismo pasa en todas las partes del mundo. El que manda, cuando tiene dos quiere cuatro; cuando tiene 8 quiere mil, y así hasta que se hace con todo y luego trata a los demás mal y así, nadie cumple con su deber.
Hoy recuerdo al viejo profesor, soy también abuelo y viejo y, cuando veo la "tele", creo que estoy en mis años de juventud, cuando escuchaba en la pequeña casa las cosas de tantos años antes y, hoy son lo mismo.
Se han cambiado ovejas por bancos; corderos por pisos; pastores por especuladores. Altos cargos que no conocen los escrúpulos; miserables que ocupan importantes puestos en el Estado, que sólo les sirve para engordar sus cuentas. Personas que un día los elegimos para el bien común de la nación, y nos han dejado en la más triste miseria. ¿Qué clase de seres son estos?. ¿qué apelativo les ponemos? Cuando el río anda revuelto, el más tonto hace relojes y todos aprovechan la ocasión para creerse el mejor, y equivocar a los demás, siempre, en su propio beneficio.
La historia se repite y se repite y....
Son ibéricos los lomos,
los chorizos y jamones.
Por donde quiera que vayas,
los encuentras a montones.
Desde Santiago a La Línea,
desde Olot al Guadina,
puedes encontrar chorizos
donde a ti te dé la gana.
España es rica en chorizos
y en cuestiones preferentes,
en viajar a paraísos
con carita de inocentes.
Trotamundos
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