Otra noche más me acecha el
insomnio, bien sabe Dios que no se como evitarlo ya que me duele mí sentir.
En la soledad de la noche el
silencio es total, solo lo rompe mis
dedos sobre el teclado del ordenador y aun así me cuesta salir de él, es por
ello que necesito sentir que hay más vida que la mía. Siento el latido de mi
corazón algo acelerado por las inquietudes que me acechan “es tal el silencio”
que me duele.
Pasan lentos los minutos y estos
se van convirtiendo en horas; con el avance de las horas va llegando la clara aurora
y con ella, parecen mitigarse los
fantasmas que me acechaban en el silencio y la soledad de la noche.
Por el momento no deseo
continuar desnudando mi alma, espero que con la luz brillará algo más mi
entorno y esa luz comienza a despuntar con el nuevo día, que dará lugar a la
rutina de siempre.
Otra noche se acerca, ¿que me
deparara? El día transcurrió tedioso, sin sobresaltos ni sorpresas.
Es el comienzo del invierno y
los árboles aun conservan en sus copas bellas tonalidades, aunque pronto irán
desapareciendo, privando a nuestros ojos
de tan natural y espléndido espectáculo.
Me voy a dormir deseosa de un
sueño largo y reparador, y para ello me mentalizo con la esperanza de esta noche poder conseguirlo.
Siento como se relaja mi cuerpo y me abandono, no puedo recordar cuanto tiempo
hacía que no me sentía así.
Música, cómo me gusta la
música, ella influye de manera especial en el ánimo y dependiendo del momento y según que melodía, me
gusta escucharla en solitario, o en buena compañía.
Una balada inunda la estancia
y un grupo de personas muy animadas comienzan a bailar, añoro tiempos lejanos,
aunque no me dura mucho ese sentimiento ya que, en ese momento alguien se me
acerca invitándome a unirme a ellos, no lo dudo ni un instante y me uno al
grupo, hacia tanto tiempo que no bailaba que acepté con agrado. Debo añadir que
viví momentos deliciosos mientras mis pies, incansables, se deslizaban al compás
de los acordes. El sonido de la lluvia repiqueteando en el cristal de la ventana, me devuelve a la realidad.
Voleta
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