Todo parece conspirar contra el libro.
Contra el tiempo de lectura.
Esa es la gran materia prima en la era
virtual, el tiempo humano,
y
este recurso planetario está siendo disputado por los gigantes tecnológicos
palmo a palmo, cuerpo a cuerpo minuto a minuto, día y noche.
Con el terminal inteligente y la reserva
infinita de las aplicaciones, tenemos en las manos, por fin, el instrumento
mágico de los cuentos de la infancia.
Pero somos los primeros hechizados.
Vamos alquilando nuestro tiempo libre
hasta que disponemos de él. Desahuciamos el tiempo perdido.
Es una nueva pobreza, la de no perder el
tiempo.
Hubo un tiempo, una época en la que
leíamos mucho en el metro,
en el tren, en el bus. Ahora, por cada
cien pasajeros empantallados,
con suerte distingues una lectora clandestina.
Lee inclinada, rodeando el libro
en su regazo, como quien protege el lugar
sentipensante,
en un nido de tiempo fermentado.
La
cripta de los sueños.
Quirón
No hay comentarios:
Publicar un comentario