sábado, 19 de octubre de 2019

Frustración





La  frustración la ahogaba. Aferrándose en la dulce resonancia. Trastornada, se sentía acosada. Los sueños tormentosos, furgones apiñados de jadeantes ancianos, soportando su mirar sumiso, esa mirada con tacto que sugiere cuidado sin fin.

Avanza cuidadosa apoyándose en el vellón volandero de la niebla.

Va insistiendo sobre objetos como si pudiera apoderarse de ellos.

Ese vehículo era el hada madrina, la salvación, una especie de asidero a la vida, mas el hada esperada llegó y aquellos seres sedientos de amor, sometidos a secular predestinación, hueros, transidos, transportados en furgón, sometida su  dignidad en aras de la economía de mercado.

El rigor se quebranta tormentoso, ancianos aquejados, lacerados, transferidos a sus hogares sin escuchar la ética del dolor.

Nuestros ancianos son nuestras raíces y además nuestra mejor memoria.

Somos su sangre, su vida nos han traído hasta aquí, en esta vida en la que no encajan. Su rigor se quebranta  de inquietud, también la nuestra.

Abocados a un misterio indecible son nuestra mejor memoria, la marca de la disciplina que nos arraiga a la Tierra.

QUIRÓN

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