La
timidez es como el ataque vergonzoso, son síntomas de una emoción, que nos
altera en exceso.
La
base de mi timidez es la tendencia a sentirme torpe, insegura, cohibida, a no
poderme desenvolver con naturalidad a la hora de relacionarme con los demás. La
vergüenza nos acompaña desde la niñez y se encuentra infiltrada en nuestra
forma de relacionarnos y de actuar. Si a
esto le añadimos los miedos de la timidez, se convierten en ”emociones morales”,
y desempeñan la tarea previsora que no te permite rebasar la línea de lo correcto,
lo aceptable, de lo admisible.
Dicen, que la idea de ser visto constantemente
es lo que te mantiene disciplinada. No estoy de acuerdo. Para mí la vergüenza
supone un mecanismo de autocontrol y de hecho, como buena vergonzosa, pienso
mucho antes de decidirme. “De hecho, la vergüenza es la primera emoción citada
en la Biblia ,
cuando Adán y Eva, desoyendo la prohibición, prueban el fruto del árbol del
conocimiento y se percatan de su desnudez”.
Séneca:
“un solo bien puede haber en el mal: la vergüenza de haberlo hecho” Surge
siempre como un intento de esconder aquello que puede ser visto como inadecuado
por los demás.
Confucio:”No
hagas, ni aún en el lugar más secreto, nada de lo que puedas avergonzarte”
Esto es autoconciencia exacerbada, así las
creencias y las normas son absorbidas y pasan a formar parte de la persona. Con
el tiempo, uno mismo se observa y enjuicia, cada pensamiento, emoción o
actitud. Y nace la capacidad de autocontrol y de ser consciente de uno mismo.
Lo que me pasa en una reunión, es que al hablar atraigo la atención sobre mí, y
aparece la ansiedad, esa emoción tan intensa que se vuelve imposible seguir
leyendo, hablando. Tartamudeo, leo mal, se hace insufrible por que pierdo la
espontaneidad de pasar desapercibido. Es
miedo escénico y aparece frente a una situación en la que es preciso mostrarse
ante los demás.
Thomas
Fuller:”El hombre honesto no teme la luz ni la oscuridad”. Y una mierda.
La
vergüenza suele causar una escisión entre lo que se siente y lo que se decide mostrar
a los demás. Es un mecanismo de defensa pero dificulta la conexión con las
otras personas y genera estrés. Dicen que hay que ser honesto con los propios
sentimientos para sentir el efecto beneficioso que implica expresarte con mayor
coherencia y libertad. El principio más
profundo del ser humano es el deseo de ser apreciado.
Desgraciadamente
la vergüenza como emoción ha sido y es utilizada como medida educativa, así
como recurso de manipulación y maltrato, mediante la crítica, y la burla. Las
comparaciones en público o el rechazo, pueden hacer mella en la autoestima de
una persona. Todos necesitamos sentirnos incluidos y aceptados entre
familiares, amigos y compañeros porque nos aporta mayor sensación de solidez y
seguridad.
Mi vergüenza me impulsa a la conformidad y a
la permanencia en el grupo, a adaptarme a esas ideas, normas o estilos y
preferencias del entorno. Pero eso sí, vigilando no salirme de lo correcto y lo
aceptable. No seré magnánima nunca con lo inaceptable.
Albert
Espinosa: “lo que más ocultas es lo que más muestras de ti”.
Giorgio
Nardone: “La fragilidad declarada se convierte en fortaleza”.
Solemos
avergonzarnos de sentir vergüenza. Pero a pesar de los esfuerzos por
suprimirla, está emoción sigue manifestándose en forma de timidez y de
bochorno, dudas o inseguridad. Estas tan pendiente para que no te pase, que la
ansiedad se dispara.
Quirón
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