sábado, 11 de noviembre de 2017

el calcetín





        No sé qué me pasa contigo, en serio no lo sé. Parece que jugamos al escondite. Sí, ríete, pero es cómo me siento cuando quiero localizarte después de terminar el programa de lavado de la lavadora. No sé cómo te las ingenias para enrollarte entre la ropa. Cuando por fin te rescato del envoltorio donde te has metido me encamino hacia el tendedero y, una vez allí, voy con sumo cuidado tendiendo las prendas en él. Cuando llega tu turno, te sujeto fuertemente a la cuerda con la pinza para que no te precipites al fondo del patio.

        Pasado un tiempo me dispongo a recoger la ropa, una vez comprobado que está seca. Seguidamente, me pongo a doblar la ropa y cuando casi había terminado de ordenarla, compruebo con sorpresa que tú no estás entre ella.

        Ya empieza el juego, pienso. Y empieza la búsqueda. Compruebo el interior del tambor de la lavadora. Me asomo al patio por si te he dejado en el tendedero o te has caído, pero no estás entre los descoloridos restos olvidados en alguna cuerda. Agotados todos los lugares donde te podría encontrar, al no hallarte, decidí abandonar tu búsqueda.

        Después de colocar las prendas en su correspondiente departamento, me dispuse a guardar el cesto y la bolsa de las pinzas, y cuál no sería mi sorpresa, cuando al ir a cerrar la bolsa descubrí, atrapado entre las pinzas al desaparecido calcetín.    

I R I S

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