En el transcurso de la vida de una
persona ocurren tantas cosas, que si te dieran a elegir con qué parcela de lo
vivido te quedarías, sin dudarlo, yo cogería los momentos donde, de una u otra
forma, ha estado presente el amor. Y me refiero al amor en todas sus facetas,
no sólo el amor a la pareja, también a la familia, amigos y a tantas cosas que no
sabría enumerarlas.
Se puede vivir sin muchas cosas
materiales, pero sin amor no te sientes un ser vivo. Tendrías oscuridad en tu
recorrido por la vida. Saber que das y recibes ese sentimiento, es algo mágico,
porque magia es ver el azul del cielo cuajado de estrellas, sin saber quién lo
puso ahí. Ver esos torrentes de agua, que nacen de la tierra y te quedas
extasiado ante tanta maravilla de la naturaleza. El color de los campos, de las
aves que van por el aire cantando su libertad. Creo que todo esto se hizo con
amor. Es una palabra que, con solo pronunciarla, te relaja, te hace sentir que
eres capaz de hacer frente a las adversidades que se crucen en tu camino.
Si retrocedemos en el tiempo,
comprobamos que en las antiguas grandes conquistas, siempre estuvo por medio
el amor. Los grandes escritores, como Cervantes en el Quijote, con su amor loco
por Dulcinea. Zorrilla, con Don Juan Tenorio. San Juan de la Cruz , por su amor por Dios y
de igual modo Santa Teresa de Jesús. Y así tantos y tantos que vivieron y
murieron por amor. Quizás uno de los más grandes sea el de la madre hacia el
hijo. En definitiva, cada rincón del mundo donde habite el ser humano, sea
señor o esclavo, viva en palacios o en chozas, este sentimiento es como el agua
que todos necesitamos para vivir.
Blanca
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