Evoco
en mi memoria
historias
que yo he vivido,
con
sabor amargo y dulce,
y
de todas he aprendido.
Al
vislumbrar mi niñez
se
me escapa un suspiro,
y
lo ahogo en la garganta
para
que quede conmigo.
Pobreza,
tristeza, injusticia,
es
lo que se ha vivido,
y
en esos días de niebla
que
en la vida hemos tenido,
algún
rato salió el sol
a
reencontrarse conmigo.
También
hubo ilusión, alegría, esperanza,
que
siempre he compartido
con
personas que quisieron
que
yo fuera su amigo.
Después,
en mi madurez,
he
sabido discernir,
que
el dorado no siempre es oro,
que
te puedes confundir.
Y
haciendo este recorrido
me
han sangrado los pies,
con
las piedras del camino,
que
no fui capaz de ver.
Quiero
curar esta herida,
y
para que cicatrice bien,
necesito
un ungüento,
y
no sé cual puede ser.
En
este jardín de la vida,
y
curtida ya mi piel,
no
hallar rosas sin espinas,
es
muy difícil de ver.
Pero
si sigues mirando,
en
el campo encontrarás,
que
amapolas y maleza,
viven
juntas, a la par.
Para
que quepamos todos,
sólo
hace falta encontrar,
ese
nexo que nos una,
sin
dejar a nadie atrás.
Blanca
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