lunes, 15 de abril de 2019

Lo que fue eso será





Decía el Cohelet, hijo de David rey de Israel: “Lo que ya se hizo, eso es lo que se hará”; no se hace nada nuevo bajo el sol.

Y lo que hemos visto  desde que perdimos la inocencia es corrupción, que durante largos años ha campado por sus respetos sin temor a que una revolución airada de la opinión pública hiciera morder el polvo a los corruptos: saberlo todo de las tramas de corrupción, no ha impedido que los partidos de ellas responsables repitieran por  mayoría absoluta en convocatorias electorales.

El arte de recomponerse, hemos aprendido a camuflar con gran esfuerzo y manteniendo la compostura, incluso las más terribles conmociones que nos golpean. Somos vulnerables no sólo física, sino también psíquicamente. Cuando las adversidades nos superan, nos sentimos rotos. Algunos nos rompemos, por azar, y otros somos nosotros mismos. El filósofo Josep M. Esquirol defiende que la “memoria y la imaginación” son las mejores armas del resistente. La creatividad es una poderosa herramienta en la capacidad de concebir alternativas a la realidad. Pero Joan Didion dice: Cuando soplan malos vientos, el verdadero amor es el  propio. La gente con esta cualidad “es dura, tiene algo así como agallas morales, hace gala de eso que antes se llamaba carácter” y el logro de una vida plena pasa además, por librarse de  las expectativas ajenas y dejar atrás la compulsión de  agradar. No hay recomposición ni resurgimiento sin paciencia.

El Kiutsugi: solo hay una forma de superación que empieza con superarse a sí mismo. La receta es sencilla: tenemos que absorberlo todo pacientemente en nuestro interior y crecer: rotos y nuevos, únicos irreemplazables, en permanente cambio, pero con carácter.

Quirón




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