Vastas e impulsoras sonoridades en aquel alarido.
Hondo, hondo abismo en el que hemos caído.
Caminos de precipicio mencionan su llegada.
Vacía en las sombras, observando las sombras huidizas,
acorralada.
Como el tono de una campana de oro, suena la alegría.
Era c0omo un lamento quejumbroso empapado en murmullos de
ira.
El tiempo cumple a lo baturro y se deshace en éxtasis y
sereno susurro,
gritando en amarillo sin empacho, por no mencionar su
desamparado mostacho.
En el seno cóncavo y cambiante de pujo, la doncella núbil
de ardiente lujo.
En ráfagas calientes por el atajo, el dulce perfil de la
derrota sajo.
Un hocico largo pulido y negro. Turbio bajo la techumbre
sombría
de la sombra virgen, Quirón reposa.
Pardas ojeras enhiestas apuntan la espiral de un rabo,
para lucidez intelectual de mi Quirón ideal.
Patas finas con herencia de mastín,
genio fuerte, arrogante y gentil con mé.
Espacio lóbrego e incognoscible es.
Apenas tengo un grito entre los puños, como un soplo
invisible
que me sale y me pierdo en un crepúsculo vano.
Quirón
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