No quiero vino picado,
ni vinagre que esté dulce,
ni alcahuetes de tabernas
que por un trago te adule.
Y no quiero consejeros
que vengan buscando paga,
ni cadetes de la escuela
de las que el gobierno
halaga.
No me gustan los pelotas
que se cuelan en las fiestas,
que te rozan por la chepa
o que te llevan a cuestas.
Porque según viene el viento
se colocan de aquel lado,
y mañana se despiden
si el deseo no han logrado.
Y… eso pasa en cualquier
parte,
en
la juerga y el trabajo,
cuando se acaba el chupete,
todo el mundo va al carajo.
Hay pelotas del gobierno,
también de la oposición,
en la taberna el cachichi
y en el futbol, un montón.
Trotamundos.
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