Salve
Madre Tierra. Hoy te miramos los mortales gimiendo y llorando, cuando enojada
nos muestras tu fuerza, haciéndonos sentir lo indefensos que estamos frente a
ti cuando nos das la cara.
Perdónanos Madre, por arrasar tus campos,
desviar el curso de los ríos, contaminar
los mares y hasta el aire que respiras lo contaminamos, rompiendo el escudo que
te protege del fuego del sol. Y mientras esto hacemos no pensamos en las
heridas que te causamos.
Señora,
cuando tus entrañas se estremecen, los ríos y los mares se desbordan llevándose
todo lo que encuentran a su paso, entonces comenzamos a preocuparnos por el
cambio climático que se está produciendo y decimos que buscamos la manera de
mejorar nuestra actitud para no seguir dañándote, pero pasado el tiempo nos
olvidamos de nuestros buenos propósitos. Nuestros mandatarios se reúnen una y
otra vez en busca de soluciones, pero cuando éstas van en contra de sus
intereses económicos se las ingenian para salir del paso sin perjudicarse y es
entonces cuando el compromiso de trabajar por el Medio Ambiente cae en el pozo
de los propósitos perdidos.
Madre
Tierra, me gustaría decirte que la solución al problema de la contaminación es
sencilla de solucionar, pero no quiero engañarte, lo tienes muy complicado….
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