Es toda
tacto y amabilidad, amor e intensidad,
discreción
y fragancia. Las gentes Tenublinas hablan
de sus
tierras rojas y de cómo olerla y beberla.
El
viñador asume con naturalidad y esmero
la tradición secular de viñaspre,
Y de los
replanos, hondonadas y vaguadas que dibujan un perfil singular.
No hay
ruido ni tensión: hay naturalidad y espíritu abierto
a las
enseñanzas de los mayores.
Estas
gentes protagonizan un viaje singular a las raíces del amor
por la
tierra que no necesita grandes titulares:
necesita
el calor del hogar, una charla amable y alguien
que
quiera escuchar cómo esta tierra habla a través de sus caldos.
Es
un pequeño lugar las Paredes,
pensado a la medida del hombre
y de su
trabajo con las manos.
el barro
y la tierra roja asoman con sutileza, los aromas
profundos
de campo: tomillo y orégano.
Sin
remilgos pero con un buqué fino y complejo: Violetas y fresas silvestres.
Tiene
volumen y energía, corazón e intensidad.
Huele a
rebaño y a sombra alargada de la sierra
sobre el terreno,
Sabe a paz y a
hogaza de pan.
Sensaciones
Suena a
matorral y a olivo, a piedra arenisca
Y a
monte que reciben el mistral
Viento
que recoge la esencia y los sabores
de una
tierra antigua y sabía y los convierte en amores.
QUIRÓN
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