En el silencio
vive la palabra.
En él se recupera el espíritu de la montaña
el clima extremo, la adaptación, la tradición monástica
y de paz, moldean el carácter de sus gentes.
En sánscrito,
Ekam significa “unidad”,
la unidad primigenia de la que nacieron todas
las cosas.
Pues allí, cercana a nuestra aldea Ekam.
encontró nuestro viñador su ekam cerca de
donde naciera,
en las alturas
de Santa Engracia.
Allí donde los
antiguos monjes hospitalarios
excavaron la
roca madre para convertir sus uvas en vino.
Allí encuentra el soñador una intima relación
con la tierra:
Reflexión,
experimentación, conocimiento y sentimientos
para compartir.
Ekam en esencia nos ofrece, nos explica, que
la unidad
es un
círculo mágico, y que el final pende del principio.
El
prado es la flor en primavera, dulce y ácida.
La ladera es la frescura del agua del
deshielo.
La fruta es el limonero y la pera que llega al
mercado.
El águila blanca es la acidez la mirada aguda
que corta el
aire y vive ya en mis ojos.
QUIRON
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