Quisiera
encontrar la calle de la paz,
la
plaza donde nacen amistades,
el
paseo que esté sembrado de sonrisas,
la
avenida donde llegan los saludos de
verdad,
una
escalinata sembrada de alegrías,
esa
travesía encantada de bondades,
ese
recoveco que recuerde horas de amor,
y
aquel banco de momentos imborrables,
y
la estatua vigilante en el ocaso.
Quisiera
ver las rosas dando besos,
los
claveles aromando las ventanas,
los
jardines con aromas de colores,
y
los ríos apagando malos humos,
y
las fuentes regando amistades,
esperar
que el sol alumbre la bondad,
que
la luna de la paz en toda aldea,
y
una estrella que guíe ante la duda.
Trotamundos
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