El final del invierno se aproxima.
Los días se alargan. Las noches se acortan. Los árboles desnudos muestran en
sus ramas los brotes de las nuevas hojas. La tierra se cubre de un manto verde
y las flores silvestres se asoman tímidamente, esperando que la energía que
desprende el sol, caliente sus finísimos tallos para dar paso a los pétalos,
llenando de colorido los campos al tiempo que se mezclaran con los olores de la
nueva primavera.
Cuando llegan los primeros brotes de calor, en
nuestras plazas y calles se puede ver pequeños grupos de personas mayores, que
buscan un resguardo donde tomar el sol y poder hablar, hasta donde alcanza su memoria. Si te acercas
a ellos te harán participe de sus recuerdos. Te hablaran de su pueblo y de cómo
tuvieron que partir en busca de un futuro mejor. Observarás como sus ojos se
iluminan al recordar sus amores mozos, y
una sombra de tristeza asoma a ellos al recordar a los seres queridos perdidos
en el camino.
Cuando
llega la hora de volver a casa lo hacen sin mirar el reloj, si algo dominan
bien es el paso del tiempo. Se despiden con un hasta mañana. Sus pasos se
vuelven lentos hasta su casa. Los hay a quienes solo les espera la soledad y
viven con el deseo de reunirse al día siguiente con los que, como ellos, buscan un recodo donde
recordar y pasar el tiempo al calor donde calentar sus viejos huesos.
I R I S
No hay comentarios:
Publicar un comentario