Según
Francisco Giner, “solo lo inútil es necesario”.
Ortega
escribía sobre sus viajes por Castilla con Baroja.
Aseveraba
“en la superior belleza del paisaje castellano de la Meseta ”
y
añadía “no son verdes sin duda pero en cambió un panorama de coral
y
oro, de violeta y de plata cristalina se extendía como una
sabana
interminable ante los entrecerrados ojos incapaces
de
recorrer semejante inmensidad.
Contaba, que los fisiólogos sabían muy bien
que
los colores amarillo y rojo aumentan de un modo
automático
nuestras pulsaciones y que su número crece
tanto
más, cuanto más extensa sea la superficie
de
tonos calientes extendida ante nosotros.
Y se
aventuraba a describirlo.
“Aquí
los campos rojos ponen las pulsaciones al galope”.
Es un
mundo para la pupila, un mundo irreal y aéreo que,
como
las ciudades fingidas por las nubes crepusculares,
parece
en cada instante expuesto a borrarse, desaparecer,
o
absorberse en la nada.
Castilla,
sentida como irrealidad visual es una
de
las cosas más bellas del universo.
(Que
cosas tan bonitas decía Ortega)
Decía
de Baroja: que había hecho de su obra
una especie de asilo nocturno. Donde únicamente se encuentran vagabundos.
Entre
toda suerte de hombres.
Baroja-
añadía Ortega, se queda solo con los de condición inquieta y despegada,
que no echan raíces ni en la tierra, ni
en un oficio,
sino
que iban rodando de pueblo en pueblo.
Decía
que en la España
de aquel entonces, apenas si existían
La
vida solía ser monótona y estable en la
que cada cual
entra
en el carril de su oficio rígido
y
atrozmente preestablecido y suele seguir hasta la muerte.
Pero
esto no solo es lo que ve Baroja,
sino
también todo lo contrario.
Ve
criaturas errabundas e indóciles decididas
a no
disolver sus instintos en las formas convencionales
de la
vida que la sociedad ofrece o impone.
Estas
vidas, que son prácticamente fracasos y derrumbamientos,
son
moral y sentimentalmente victorias y gestos de ascensión.
Al
menos para el gusto de Baroja, de Ortega, y del mío.
El
que “triunfa en la sociedad sirve”, la eficacia es un valor positivo,
pero
no el único ni el más estimado.
”Merced
a la eficacia hemos desalojado del mundo
todo lo exquisito”
¡qué
le vamos a hacer! Son socialmente ineficaces.
Mirado
desde sus resultados, la vida vagabunda
e
inadaptada es una cualidad negativa, pero mírese en ella
el
movimiento interior del espíritu indócil, inquieto, arisco.
Que
no admite que le metan en vereda.
Quirón
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