Apenas
expresamos algo lo empobrecemos singularmente. Creemos habernos sumergido en
las profundidades del abismo y cuando volvemos a la superficie, la gota de agua
que pende de la pálida punta de nuestros dedos ya no se parece al mar del que
procede.
Creemos
que hemos descubierto una gruta maravillosa, un tesoro en cristales y cuando
volvemos a la luz, sólo traemos con nosotros piedras falsas y trozos de vidrio, y sin embargo, en las tinieblas relumbra aún inmutable el tesoro.
El
entendimiento del hombre llega muy lejos, en tanto que su explicación
científica elaborada en su cabeza, una vez fuera se congela, se enfría.
¿Qué
cosa ocurre en un momento? ¿Qué cosa apunta como un clamor hacía el cielo y qué
cosa se apaga repentinamente?
La
cámara gozosa había captado un instante único, mágico, extraordinario, bellísimo para ella. En casa,
al contemplar aquella fotografía, ya no encontró el gozo. La fragilidad del vuelo,
captado en un instante quebradizo, ya no existía, se había escapado. Todo vuela
ahora por una Mastaba Universal.
Quirón
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