miércoles, 16 de diciembre de 2015

Aficiones





        Hace años, con mucho esmero y cuidado, guardé en mi cajita de chapa todos mis utensilios de costura por una temporada.  No quise deshacerme de ellos, habían sido parte de mis juguetes de infancia.

Pasado un tiempo descubrí otra actividad para mis ratos libres. En mis manos apareció un libro, REQUIEN POR UN CAMPESINO ESPAÑOL, y ahí empezó mi afición por la lectura. Y detrás de ese libro fueron sucediendo otros que me hacían pasar ratos agradables.

Por esos días cambié de casa y de barrio y al abrir la ventana de mi cuarto, mi vista se fijó  que enfrente había un  ventanal acristalado donde hombres y mujeres de una edad más o menos como la mía, ponían atención mirando a una profesora que les explicaba algo en una pizarra, que ya no pude distinguir.
 
Levanté un poco más la vista y leí: ESCUELA DE ADULTOS. Dejé la mudanza sin terminar y al día siguiente fui a informarme y sin ningún problema me admitieron. Empecé mi nueva actividad donde encontré otra forma de sentirme bien.

Ahora tengo un dilema, me gusta la escuela, leer, escribir, y disfrutar de las actividades que hacemos. Pero no puedo dejar que mis agujas y alfileres se oxiden en la caja de chapa.

He pensado poner la caja y las carpetas del cole en mi mesa de trabajo, y crear un orden para poder disfrutar de mis actividades, que al igual que lea un libro, al día siguiente pueda hacer una falda a mi amiga.

                                                                                              VIRPANA

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