lunes, 6 de mayo de 2019

Hasta donde somos





        Se puede ser dueño de un coche. Se puede ser propietario de una moto, hasta de una casa, de un palacio. Hasta ahí, todo bien. Pero… ¿y de ti mismo?, ¿no eres dueño de ti?

        Parece que no somos nada, que no tenemos derecho a decidir por  nuestra propia voluntad, que hay que estar a la voluntad de los demás y hacer lo que ellos te obligan. Pero, ¿ellos lo hacen y acatan las leyes? Esta es la palabra que se escucha en los corrillos hoy en día, como consecuencia de la EUTANASIA de una persona que, después de treinta y un años ya no pudo más.

        El tema no es fácil para nadie, es muy complejo y por lo tanto hay que valorarlo con calma y sensatez, desde las personas que conozcan los casos en profundidad, que cada caso puede ser diferente, y en cada caso tomar una medida distinta, pero que sí se pueda llevar a efecto cuando se compruebe el estado de cada persona. Porque cada cual pensamos de una manera y no en todos los casos acertamos. Por eso es necesario que haya una regulación profunda para decidir qué es lo más acertado en cada caso, y valorar todos los puntos, tanto de la vida como el sufrimiento de cada persona.

        Es muy posible que quien esté sufriendo la enfermedad sea el que más desee acabar con el sufrimiento. Pero quizá hay que valorar si la medicina puede curar o no la enfermedad, y decidir lo mas acertado y tener en cuenta la opinión de todos los afectados por el caso.


Trotamundos

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