lunes, 6 de mayo de 2019

Léame los labios, miento





En la política hay mucha competencia, muchos codazos. La política impaciente favorece a un nuevo tipo de liderazgo. El primero que desenfunde, el más rápido en el insulto. Por ejemplo en el gran espacio del centro- derecha tendríamos centristas, conservadores y ultras. Mantener la diferencia exige un cultivo de ideas. Pero se ha vuelto al artificio de la “derecha natural” de la que Fraga hablaba cuando quería devorar al centrismo. Y se lo comió en un churrasco. El tableteo de insultos no deja huecos a la inteligencia, donde el acuerdo y la confianza dieran lugar a la democracia. La historia del churrasco se repite. Si el discurso se llena de insultos, el único discurso será el insulto. Compitiendo por crear malestar, tierra quemada, enemigos…

 Sorprende la facilidad con la que muchos que se definen como liberales, políticos o gentes de la cultura y el periodismo, han sido fagocitados por una dinámica del pensamiento grosero. En el set de Colón, más que líderes pensando en el bienestar de la gente, me pareció ver a émulos de Joker o Darth Vader compitiendo por crear malestar, miedo, angustia… 
Cuando era aprendiz de periodista me enviaron a cubrir una información municipal. Se oteaba el final de la dictadura, pero en los Ayuntamientos no pasaba nada o casi nada. Aquel día  ocurrió algo. El concejal  de Cultura, Deportes y Fiestas había convocado  a personas de ese ámbito. Surgió un debate inesperado. El concejal afirmó tajante que no permitiría  la representación de una obra de teatro titulada La Hostiada. Por muy clásica que fuera. 
-Es la Orestiada- le aclararon.- ¡Peor todavía!

Uno de los asistentes se levantó, pero antes de marchar le dijo: “el monstruo que todos llevamos dentro, usted lo lleva por fuera”.

Y el munícipe respondió: “Ya empezamos con las indirectas”

El máster en insultos, hasta ahora, lo ha ganado Pablo Casado. Un récord mundial. Ganchos de intención letal al mentón de Pedro Sánchez. Pero no es cierto lo que han visto y oído: “Lean mis labios, mienten”. El hombre que quiere presidir  una España  unida dice que han sido, no más unas indirectas… 


    QUIRÓN

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