En la política hay
mucha competencia, muchos codazos. La política impaciente favorece a un nuevo
tipo de liderazgo. El primero que desenfunde, el más rápido en el insulto. Por
ejemplo en el gran espacio del centro- derecha tendríamos centristas,
conservadores y ultras. Mantener la diferencia exige un cultivo de ideas. Pero
se ha vuelto al artificio de la “derecha natural” de la que Fraga hablaba
cuando quería devorar al centrismo. Y se lo comió en un churrasco. El tableteo
de insultos no deja huecos a la inteligencia, donde el acuerdo y la confianza
dieran lugar a la democracia. La historia del churrasco se repite. Si el
discurso se llena de insultos, el único discurso será el insulto. Compitiendo
por crear malestar, tierra quemada, enemigos…
Sorprende la facilidad con la que muchos que se
definen como liberales, políticos o gentes de la cultura y el periodismo, han
sido fagocitados por una dinámica del pensamiento grosero. En el set de Colón,
más que líderes pensando en el bienestar de la gente, me pareció ver a émulos
de Joker o Darth Vader compitiendo por crear malestar, miedo, angustia…
Cuando
era aprendiz de periodista me enviaron a cubrir una información municipal. Se
oteaba el final de la dictadura, pero en los Ayuntamientos no pasaba nada o
casi nada. Aquel día ocurrió algo. El concejal de Cultura, Deportes y Fiestas había
convocado a personas de ese ámbito.
Surgió un debate inesperado. El concejal afirmó tajante que no permitiría la representación de una obra de teatro
titulada La Hostiada. Por muy
clásica que fuera.
-Es
la Orestiada-
le aclararon.- ¡Peor todavía!
Uno
de los asistentes se levantó, pero antes de marchar le dijo: “el monstruo que
todos llevamos dentro, usted lo lleva por fuera”.
Y
el munícipe respondió: “Ya empezamos con las indirectas”
El
máster en insultos, hasta ahora, lo ha ganado Pablo Casado. Un récord mundial.
Ganchos de intención letal al mentón de Pedro Sánchez. Pero no es cierto lo que
han visto y oído: “Lean mis labios, mienten”. El hombre que quiere
presidir una España unida dice que han sido, no más unas
indirectas…
QUIRÓN
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