Estaban un poco distanciados, hablaban poco y hacían
pocas cosas juntos. Aún se querían y habían sabido darse el espacio que cada
uno necesitaba, después de toda una vida juntos.
Cuando trabajaban, ella se quedaba en la ciudad a
comer con las compañeras y al cine, en alguna otra ocasión a pasear por la
ciudad, que tenía una luz especial, él de reunión en reunión lograba tener un rato y quedaba en el
gimnasio con algún amigo.
Lo que siempre hacían juntos era la cena, frugal pero
siempre juntos.
Él, de vez en cuando, llevaba a casa unos gladiolos que ella agradecía porque le
gustaban las flores y los gladiolos en especial, por su forma de espiga, por su
altura y sus flores vistosas.
Se preguntó si no sería el momento de cambiar de vida,
desde la jubilación su situación había cambiado.
Ahora preparan la cena juntos, adornan el salón con
los gladiolos de distintos colores y se disponen a dialogar sobre los cambios
que vendrían a partir de ahora.
¿Su vida será diferente?
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