En estos días que la prensa escrita y
televisada, nos están mostrando la
decadencia de algunos pueblos Castellanos
Manchegos; uno se pone a pensar y sacar conclusiones.
¿Qué ha pasado en esos pueblos
serranos? ¿Por qué los han dejado solos?
Son muchas preguntas que deberían
tener respuestas. Unos pueblos tan bonitos, hechos en años anteriores con buena
calidad de materiales, piedra tras piedra uniendo paredes, haciendo unas casas
para toda la vida sin olvidar hacer un
banco también de piedra, a la
entrada de la casa donde en los tiempos
de descanso se sentaban los
lugareños y conversaban con sus vecinos de puerta a
puerta.
Destacando los edificios
emblemáticos desde lejos por su altura,
estaba la iglesia, el Ayuntamiento y el Castillo con todas sus vertientes de
agua.
Eran pueblos muy visitados por
personas de las ciudades, recorrían sus
calles valorando bien su construcción, casas de doble altura, otras más
sencillas pero, todas con una estética muy particular terminando
el recorrido en algún mesón a degustar platos típicos de la zona.
Ahora es para pensar, ¿qué ha pasado
con estos pueblos? ¿Qué mala gestión se ha hecho para que estos estén
prácticamente sin habitantes?
La escuela está en buenas condiciones lo que hace falta son niños, los jóvenes han tenido que emigrar a las ciudades o
inclusive al extranjero y han dejado a sus familias en la tesitura de qué hacer ellos también,
cada vez son menos en el pueblo y al final tendrán que entrar a las ciudades.
Los abuelos resisten, lo tienen más
claro, ellos no dejaran su pueblo, sus costumbres, recorren las calles con sus
bastones, ellos con el saber que dan los
años siguen recordando sus cosas, se reúnen en el bar de Paco que aún tiene
algunas sillas.
Alguien tendrá que
responsabilizarse de estas salidas
masivas de estos pueblos. Hay que
recomponer lo destruido, fomentar otra vez la vida donde quedó un poco parada.
Los cimientos están firmes, ¡¡en las calles corre el agua!! Los campos en
primavera tienen flores.
Sólo se necesita voluntad para hacer
resurgir esos pueblos y crear nuevas
expectativas para que empiecen otra vez a resurgir.
Señores hablantes de televisión y
prensa deben seguir hablando de estos pueblos, pero que el discurso sea
diferente del anterior, para pedir a
quien corresponda una nueva incorporación de personas que puedan vivir
dignamente en los pueblos.
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