domingo, 9 de diciembre de 2018

El día que me rozaron los zapatos





Lucia despertó con mucha ilusión, se vistió con esmero eligiendo con cuidado la ropa y escogió unos zapatos con un poco de tacón que no se ponía habitualmente, previsora fue a coger una cajita de tiritas, para llevar en el bolso, pero no había, recordó que se le habían acabado la semana anterior cuando cogió la  última para una uña rota. Compraría  en una farmacia de camino al restaurante.

Había quedado para comer y pasar el día con una de sus mejores amigas de la infancia y juventud. Hacía un tiempo que se habían distanciado, pues después de terminar la universidad cada una tomó  caminos diferentes. Al principio se llamaban a menudo, luego sólo por Navidad y poco más y desde hacía unos años no sabía nada de ella.

El azar quiso que se encontraran casualmente en una tienda, Lucía entraba y su amiga salía con mucha prisa, hablaron muy poco y quedaron para comer y  por fin había llegado el día.

Fue andando al restaurante y los zapatos empezaron a molestarle.

Se saludaron con entusiasmo y cariño, sinceramente y en cuanto se pusieron a comer fue como si nunca hubieron estado separadas.

Lucía no olvidaría ese día fácilmente, pues además de haber recuperado a su amiga llevaba una buena herida en los pies.


Clave de Sol

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