Cuando entré en el salón, la gata ya ocupaba su sitio en el
sofá, a la espera de que la televisión comenzara a funcionar. Era la hora de
las noticias, encendí con el mando el televisor y me arrellané en mi lado del
sofá a ver que nos deparaba hoy la actualidad mediática.
Movimientos
políticos para acceder al poder de la nación, que aún estaba en funciones hasta
que se forme nuevo gobierno. Era curioso. Mi gata, dependiendo de qué político
apareciera en pantalla, reaccionaba de distinta forma. El presidente en
funciones le daba repelús y le bufaba. El candidato del primer partido de la
oposición le hacía ponerse expectante. De los partidos emergentes en esta
legislatura, distinguía entre uno y otro, pero con uno estornudaba y con otro
rascaba el sillón con las uñas. Me tenía indeciso sobre qué fórmula sería la
mejor para contentar a mi gata. Si hicieran una gran coalición entre los tres
partidos más votados, se pasaría el día rascando el sillón, bufando y a la vez
expectante por lo que pudiera pasar. Si la coalición fuera entre fuerzas
progresistas, parecería que tuviera alergia, aunque estaría con curiosidad
mirando. No quiero pensar si todas las fuerzas políticas se unieran en
coalición
Obdulia se
había criado con nosotros desde que nació. Fue testigo del nacimiento de mis
dos hijos, a los que adora, y de nuestra separación, amistosa pero dolorosa.
Tomó partido por mí y es mi más fiel compañera desde entonces. Cuando vienen
mis hijos, se vuelve protectora y juguetona con ellos. Es sibarita con las
comidas como yo, limpia como mi exmujer, juguetona y adorable como mis niños y
exigente como mi suegra.
Le gustan las
series de Disney Chanel, donde salen chicos y chicas y la veo disfrutar con sus
excentricidades y parece como si se riera cuando hay una escena divertida. No
le gustan los partidos de fútbol y me deja solo cuando los veo. Es selectiva
con las películas. Las de acción la ponen en tensión y está inquieta en lo que
dura. Las comedias la relajan y hasta parece que sonriera. Los dramas la ponen
triste y maúlla con pena. Lo que más le gustan son los informativos, porque se
desahoga con ellos y expresa sus más variadas emociones.
Para dormir
se busca acomodo a los pies de mi cama y se arrebuja debajo de la colcha.
Cuando salgo a mis quehaceres y vuelvo tarde, me expresa su descontento y me
echa la bronca. Me recuerda mucho a mi exmujer en sus reacciones. También me da
su cariño, como ella en los buenos tiempos. Si alguna vez traigo alguna mujer a
casa, sea amiga, compañera, familia o para venderme algo, se pasea cerca de mi
mandándome mensajes claramente de celos, hasta que se marchan.
Echo de menos
a mis niños y, tengo que reconocerlo, también a mi mujer. Con ella compartía
mis aficiones y nuestro sentir ante la política y los acontecimientos diarios.
Por más que Obdulia esté pendiente de mí y me ofrezca su compañía y cariño, el
calor de un ser humano con el que compartes tu vida no tiene sustituto.
Rabo de lagartija
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