viernes, 22 de enero de 2016

Obdulia





          Cuando entré en el salón, la gata ya ocupaba su sitio en el sofá, a la espera de que la televisión comenzara a funcionar. Era la hora de las noticias, encendí con el mando el televisor y me arrellané en mi lado del sofá a ver que nos deparaba hoy la actualidad mediática.

         Movimientos políticos para acceder al poder de la nación, que aún estaba en funciones hasta que se forme nuevo gobierno. Era curioso. Mi gata, dependiendo de qué político apareciera en pantalla, reaccionaba de distinta forma. El presidente en funciones le daba repelús y le bufaba. El candidato del primer partido de la oposición le hacía ponerse expectante. De los partidos emergentes en esta legislatura, distinguía entre uno y otro, pero con uno estornudaba y con otro rascaba el sillón con las uñas. Me tenía indeciso sobre qué fórmula sería la mejor para contentar a mi gata. Si hicieran una gran coalición entre los tres partidos más votados, se pasaría el día rascando el sillón, bufando y a la vez expectante por lo que pudiera pasar. Si la coalición fuera entre fuerzas progresistas, parecería que tuviera alergia, aunque estaría con curiosidad mirando. No quiero pensar si todas las fuerzas políticas se unieran en coalición

         Obdulia se había criado con nosotros desde que nació. Fue testigo del nacimiento de mis dos hijos, a los que adora, y de nuestra separación, amistosa pero dolorosa. Tomó partido por mí y es mi más fiel compañera desde entonces. Cuando vienen mis hijos, se vuelve protectora y juguetona con ellos. Es sibarita con las comidas como yo, limpia como mi exmujer, juguetona y adorable como mis niños y exigente como mi suegra.

         Le gustan las series de Disney Chanel, donde salen chicos y chicas y la veo disfrutar con sus excentricidades y parece como si se riera cuando hay una escena divertida. No le gustan los partidos de fútbol y me deja solo cuando los veo. Es selectiva con las películas. Las de acción la ponen en tensión y está inquieta en lo que dura. Las comedias la relajan y hasta parece que sonriera. Los dramas la ponen triste y maúlla con pena. Lo que más le gustan son los informativos, porque se desahoga con ellos y expresa sus más variadas emociones.

         Para dormir se busca acomodo a los pies de mi cama y se arrebuja debajo de la colcha. Cuando salgo a mis quehaceres y vuelvo tarde, me expresa su descontento y me echa la bronca. Me recuerda mucho a mi exmujer en sus reacciones. También me da su cariño, como ella en los buenos tiempos. Si alguna vez traigo alguna mujer a casa, sea amiga, compañera, familia o para venderme algo, se pasea cerca de mi mandándome mensajes claramente de celos, hasta que se marchan.

         Echo de menos a mis niños y, tengo que reconocerlo, también a mi mujer. Con ella compartía mis aficiones y nuestro sentir ante la política y los acontecimientos diarios. Por más que Obdulia esté pendiente de mí y me ofrezca su compañía y cariño, el calor de un ser humano con el que compartes tu vida no tiene sustituto.


Rabo de lagartija

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