Rueda y
rueda la maquinaria de una maleta,
ese ruido que te avisa que hay mercancía que se mueve.
Hace años eran tan bonitas; recuerdo las primeras
que vi, todas eran de cartón fuerte, que
por cerradura tenían la fuerza de quien las portaba y de refuerzo unas correas de colorines.
Eso si… todas cargadas de ilusiones y desasosiegos para los jóvenes que
salían por primera vez de sus casas a
otras provincias a trabajar, llenas de algunos recuerdos y fotos de sus
novias.
Después el hacer del hombre y la inquietud por
mejorar se han ido modificando y hoy funcionan con otro ritmo, tienen ruedas y
cremalleras. Pero lo que no cambia es el contenido, todas llevan ilusiones e
inquietudes, ver una maleta rodar te
recuerda el viaje que tanto esperábamos, son nuestras compañeras de emociones, y
cómplices de los regalos mejor guardados.
También eran incansables
esperando en un armario el próximo viaje.
Después de unos años más o
menos tranquilos, nuevamente las maletas vuelven a salir rodando. Y mucho más
lejos, visitan obligadas otros países. Sus compañeros de viaje siguen siendo
jóvenes que buscan un trabajo digno ya que en su país tienen muy difícil un
puesto de trabajo. Ahora los aeropuertos se llenan de maletas multicolores, con
tarjetas escritas en todos los idiomas, todas acompañadas de maletines con
ordenadores de alta tecnología donde llevan parte de sus conocimientos bien
guardados, esperando llevar todo lo
necesario para una nueva etapa y deseando que donde lleguen sean bien
recibidos.
VIRPANA
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