sábado, 12 de enero de 2013

Vivo de los recuerdos




       Necesito decir que sigo amándote a pesar del tiempo transcurrido sin saber de ti.

En distancia me alejé de los míos por estar a tu  lado, dejé todo aquello que representó mi vida  por seguirte.

Confiaba ciegamente en tus promesas, junto a ti desperté al amor.

Recuerdo aquel  inolvidable y cálido atardecer, como al tímido sol que fue testigo de nuestro juramento de amor. Pero algo que no soy capaz de entender me llevó al mayor desconcierto, a la mayor desesperación. No se por qué, sí cuando sucedió.

 Fue un siete de febrero, amaneció el día  cubierto de un manto blanco,  era una estampa preciosa, como sacada de un cuento, durante  unos minutos permanecí junto a la ventana observando esa cortina de copos blancos cayendo con total libertad; tan blancos, que deslumbraban; me sentía feliz,  hacía mucho tiempo que no había visto una nevada tan espectacular, sólo de niña las recuerdo; ella me llevó a mí  lejana y a la vez cercana infancia.

En aquellos momentos no podía sospechar que ese día marcaría mi vida para siempre.

Durante el desayuno te pedí que utilizaras el transporte publico, que sería más prudente dado el estado de las carreteras , me respondiste que mejor  irías en el coche y a ser posible regresarías antes, que tratarías de terminar lo antes posible las entrevistas pendientes, que llevarías cuidado. Te despediste con un beso como siempre al marchar a tu trabajo.

Esperaba tu llegada con impaciencia ya que continuó nevando durante todo el día aunque con menor intensidad.
Las horas transcurrían con lentitud y el día se me hizo eterno esperándote; por fin, llego la hora de tú regreso, pero la impaciencia comenzaba a hacer mella en mí debido a tu retraso, intenté tranquilizarme pensando que el tráfico sería el motivo de que no llegaras dado como estaba el tiempo, habían anunciado en los medios de información, que la circulación se desarrollaba con dificultad, debido también algún que otro accidente, aunque afortunadamente por el momento sin daños personales que lamentar.

            Al ver como transcurrían las horas sin noticias, mi preocupación fue aumentando, acudí a aquellos teléfonos donde pudieran darme información de algún grave accidente, no obtuve resultado, tu nombre no constaba entre ellos.

Esa noche y muchas más las pasé en blanco, esperando, suplicando, pero nunca más volví a saber de ti, quedé sumida en el más profundo dolor.

A veces deseé tener un lugar donde poder ponerte flores, al menos sabría donde estás y así poder creer que tu amor no fue una mentira.

Desde entonces sólo me ayuda a vivir  la esperanza de volver a saber de ti, y  me puedas explicar  que ocurrió.

Tengo vivo el día en  que acordamos disponer de nuestro propio espacio, de sincerarnos siempre “sin secretos.”

¡Éramos tan felices!, así lo creía yo, conversábamos y reíamos por cualquier cosa por simple que pareciera; no acierto a pensar que pudo suceder por más que lo intento.

Nunca tuvimos grandes diferencias, por eso no puedo entender que te alejaras de mi vida sin una explicación.

Vivo con tus recuerdos los  momentos más hermosos, también la más profunda tristeza causada por tu ausencia.

Deseo escapar de este vacío que me ahoga, sólo en sueños puedo ser feliz cuando tú estas en ellos, pero el despertar ¡señor es tan amargo! Me atormento cuando pienso  ¿Por qué?  

                                                                             voleta                                

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