sábado, 12 de enero de 2013

Recuerdos de patio




Recuerdo mi patio de infancia, era grande, entraba el Sol por todos sus vértices alertando que empezaba el día. Los pájaros que dormían en las acacias, nos despertaban con su algarabía entre las hojas; los padres nos decían que cantaban porque estaban de boda  y  por eso cantaban.


Recuerdo las mañanas con olor a jabón y desayunos de pan frito. Las madres cogían las escobas para barrer el suelo que estaba empedrado  de  cantos y recoger las hojas que por el calor se caían de las ramas.  De una fuente que teníamos en el centro del patio cogían el agua para  regar los arriates llenos de flores y árboles que adornaban las paredes, las enredaderas intentaban llegar a los tejados.

A lo largo de la mañana el Sol empezaba a calentar y  era la hora de preparar la comida. ¡Qué comida!, estaba toda la mañana  en ebullición,  ¡qué olores salían de las cocinas! También  recuerdo como preparaban los padres un cubo con el vino y la gaseosa para meterlo en el pozo y tenerlo fresquito para la comida, eran las neveras que teníamos entonces.

            ¡¡ Después de comer, la siesta ¡¡

Por la tarde noche se estaba de maravilla, el Sol poco a poco nos dejaba y la luna entraba en nuestras vidas,  participaba de nuestras cenas  (de tortilla de patata) y charlas  con los vecinos disfrutando nuestras veladas al aire libre. No teníamos televisión, sólo el canto de los grillos y algunos gatos que contentos saltaban de un tejado a otro,  daban unos saltos que alguna vez movían la veleta cambiándonos el curso del viento y otra vez a pensar de donde venia el aire. Porque la veleta no paraba de girar.

            A la hora de dormir, el sereno cantaba por las calles y saludaba a los vecinos con un “¡buenas noches, a descansar!” Ya era  hora de acostarnos, empezábamos a sacar de los dormitorios unas mantitas para dormir en el patio  viendo un cielo azul estrellado precioso. Las primeras horas de sueño eran calurosas; pasada la media noche, cuando empezaba a refrescar, nos pasábamos a dormir en nuestras camas antes que el Sol otra vez nos despertase.


 Virpana

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