sábado, 27 de enero de 2018

El despertador





            Un zumbido intermitente sonó en la obscuridad reinante de la habitación, despertando al durmiente que yacía en la cama entregado al mundo de los sueños. Tras unos segundos de vacilación el hombre se frotó los ojos para disipar los restos de las brumas del sueño que aún quedaban en ellos, y así  poder  salir de la cama. Fue en ese momento cuando sintió sobre su cuerpo el abrazo de las sabanas para no dejarle marchar.
            Cuando por fin se deshizo de sus opresoras, salió de la  cama rápidamente con dirección hacia la puerta. Una vez en el pasillo se extrañó de no encontrar levantados al resto de la familia, pues todos coincidían a la misma hora  antes de salir cada uno a sus distintas ocupaciones.
            El dueño de la casa tras prepararse para salir a la calle,  entro en la cocina y sus ojos se fijaron en el calendario que tenía enfrente, fue entonces cuando se dió cuenta de lo que había sucedido. Se había olvidado quitar la alarma del despertador y este fiel a su mandato sonó aquella mañana del domingo.
            Al día siguiente lunes, entre sueños le llegaba una voz insistente, sacándole del profundo sueño en que se encontraba. Abrió los ojos desconcertado. Allí estaba él envuelto en las sabanas. Miró el reloj. Se había dormido. La noche anterior se había olvidado en programar el despertador.


IRIS

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