Al odio lo conocí un martes a primera hora de la
mañana, metido en un cuerpo mirándome
con ojos acusadores y el dedo índice apuntándome amenazante.
Hasta entonces había vivido rodeada de amor, amistad,
alegría y buenas sensaciones.
Cuando te topas con el odio, así de esta manera, te
quedas tocada y pensando. Piensas que
esa persona quiere controlar todo, que tiene mal encare, mal mirar, amargura,
mucha amargura y tanto odio dentro que le sale por los ojos acusadores y por el
dedo índice amenazador, un querer siempre fastidiar la fiesta, en realidad son
personas toxicas y realmente no es recomendable tenerlas cerca porque además me
roban mi energía positiva que llevo dentro.
Después de haber conocido el odio me vuelvo a mi mundo
lleno de amor y positivismo, amistad y saber disfrutar de las pequeñas cosas.
Cada cual en su mundo, intentaré que el mío este muy
lejos del suyo, aunque el odio me quiera contaminar.
No lo permitiré.
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